Templos de Malta Ġgantija. Xagħra, Gozo

Tres altares sacrificatorios en los templos de Ġgantija, Xagħra, Gozo (Malta). Fuente: Wikimedia Commons

Esta pequeña nación europea está compuesta por un conjunto de islas, entre las que sobresalen Gozo y Malta por ser las de mayor tamaño y las únicas que cuentan con presencia humana desde el Neolítico. La evidencia arqueológica ha revelado que los primeros habitantes viajaron por mar desde Sicilia hacia el 5900 al 5200 a. C. Ambas islas, caracterizadas por una climatología agradable y una tierra fértil, se convirtieron en el escenario idóneo donde asentarse y practicar la ganadería y agricultura. Sus habitantes experimentaron un gran florecimiento cultural cuyo máximo esplendor se desarrolló entre el 3600 al 2500 a. C., en un periodo conocido como la Edad de los Templos[1]. Para erigir los monumentales edificios que protagonizan esta época, los arquitectos emplearon la materia prima disponible en la zona. Para los bloques pétreos que conforman las fachadas recurrieron generalmente a la caliza coralina, mientras que, para las áreas internas y en espacios donde deseaban modelar relieves, optaron por la caliza globigerina, más blanda y maleable que la anterior[2].

Las características de los templos de Malta se mantuvieron prácticamente inalterables a lo largo del tiempo, y todos poseían elementos en común. Las cámaras internas, conocidas como ábsides, presentaban planta ovalada, su suelo estaba pavimentado, y las paredes se alisaban mediante un recubrimiento de yeso y mineral de ocre. Las fachadas estaban compuestas por grandes bloques denominados ortostatos, algunos de los cuales alcanzaban un peso superior a las cincuenta toneladas y más de seis metros de altura. La entrada de acceso tenía forma de trilito, es decir, una gran losa a modo de dintel sostenida por un par de ortostatos realizando la función de jambas. Con respecto a estas últimas, se ha observado en múltiples ocasiones la presencia de perforaciones, que debieron de utilizarse como anclaje de puertas o barras para sostener cortinas. Además, aunque no se han conservado, se sabe que las construcciones contaban con techos, tal y como se demostró a partir del descubrimiento de una figurita que representaba un templo. Las principales diferencias entre unos edificios con respecto a otros residían en el tamaño de los ábsides, que abarcaban desde los seis hasta los veintitrés metros de longitud; su cantidad, que variaba de tres a seis; y el aprovechamiento o no del espacio comprendido entre la pared exterior del complejo y los ábsides. En ciertas ocasiones, estas áreas se convertían en pequeñas cámaras subsidiarias, mientras que en otros casos se optaba por rellenar el hueco con piedras, tierra, y fragmentos de cerámica que han otorgado valiosa información sobre la cronología en la que se crearon las obras arquitectónicas[3].

Debido a la monumentalidad de estas estructuras y a los artefactos encontrados en ellas, se cree que tuvieron un carácter sagrado, motivo por el cual se les otorgó la denominación de “templos”. Aunque las creencias religiosas de los habitantes de Malta y Gozo se desconocen, parece ser que la noción de fertilidad jugó un papel importante, aspecto que puede corroborarse a través de las estatuillas conocidas como Venus, o las representaciones fálicas que se han localizado en las excavaciones arqueológicas[4].

Un aspecto del que tampoco se tiene constancia es el relativo al método constructivo de los templos. Junto a ellos se advierte la presencia de numerosas esferas de caliza globigerina de diferentes tamaños, por lo que se planteó la posibilidad de que se usaran para desplazar ortostatos. Sin embargo, es difícil que hubieran soportado el peso de bloques pétreos de varias toneladas, y para rodar hubieran requerido una superficie dura y lisa, ya que de lo contrario quedarían ancladas al suelo. Por tanto, la hipótesis más sostenida sugiere que estas esferas podrían haberse empleado para erigir megalitos in situ, complementando su uso junto con un sistema de palancas, rampas de tierra, cuerdas, y numerosa mano de obra[5]. Asimismo, para la construcción y la adición de detalles se utilizaron herramientas rudimentarias y realizadas en pedernal, hueso de animal, e incluso obsidiana importada de las islas de Lípari y Pantelaria, en Sicilia[6].

La singularidad de los templos malteses no tiene paralelos en ningún otro lugar, motivo por el cual fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO a partir de la década de 1980. Además, antes de que se descubrieran Göbekli Tepe y Arslantepe en Turquía, eran consideradas las obras monumentales más antiguas del mundo. Entre ellas, destacan Ħaġar Qim, Mnajdra, Tarxien, Ġgantija y el hipogeo de Ħal Saflieni[7].

Los templos de Malta

Ħaġar Qim y Mnajdra se ubican próximos entre sí, a una distancia de quinientos metros y junto a la costa suroeste de la isla de Malta. Ħaġar Qim comenzó a construirse a partir del 3800 a. C. y consta de una estructura central junto con los restos de dos edificios más. La parte conservada presenta una fachada cóncava compuesta por grandes megalitos, uno de los cuales supera los cinco metros de altura y cincuenta toneladas de peso, mientras que en las estancias interiores se emplearon bloques de menor tamaño. Son en estos espacios en los que se descubrió un sillar de piedra con dos espirales talladas en relieve, un altar exento cuya decoración se asemejaba a un árbol, y cinco estatuillas antropomorfas. Asimismo, en Ħaġar Qim existe un altar extramuros, lo que supone un caso único. Por su parte, Mnajdra está constituido por tres templos que rodean una explanada ovalada. Sus inicios se remontan al 3600 a. C., posee una fachada cóncava y monumental, y su entrada se efectúa a través de un corredor. Dentro de este complejo sobresale la decoración punteada presente en un trilito y un par de megalitos que dan acceso a una cámara subsidiaria, así como un grafito donde figura la fachada de un templo. Entre los artefactos encontrados, destaca una pequeña estatua que representa a una mujer embarazada con atributos sexuales muy marcados. A esta figura le acompañaban también varias espirales de arcilla cuyo significado se desconoce[8], aunque, según algunos investigadores, podrían tratarse de fetos abortados[9].

templos de malta Mnajdra

Modelo de los templos de Mnajdra, centro de visitantes de Ħaġar Qim/Mnajdra, Malta. Fuente: Ethan Doyle White/Wikimedia Commons.

Tarxien se localiza en la zona este de Malta y está compuesto por cuatro templos cuya cronología más antigua data del 3800 a. C. En el templo central se advierte una pared con relieves de bóvidos y un jabalí, así como un par de bloques pétreos con decoración punteada y espirales. Estos últimos tienen forma de puerta, por lo que se cree que fueron utilizados a modo de biombos para ocultar lo que sucedía en las estancias. Asimismo, en este espacio se encontró un fragmento de globigerina con una de sus caras talladas, en la que figura la planimetría de una estructura de cámaras rectangulares, un hecho que no coincide con el aspecto oval de las edificaciones maltesas. De este modo, se cree que pudo pertenecer a un diseño innovador que nunca se llegó a aplicar debido a su carácter divergente, o bien formar parte de una estructura que no se ha conservado o localizado aún[10]. Dentro de Tarxien, también es relevante el templo sur, donde permanecen en pie media escultura colosal en la que figura un personaje ataviado con un faldellín, y un altar compuesto por un pequeño trilito apoyado sobre un bloque decorado con seis espirales[11]. En su parte inferior presenta un compartimento en el que apareció el cráneo de una cabra y seis cuchillos de pedernal. Por tanto, podría tratarse de un depósito ritual colocado tras una ceremonia de sacrificio[12].

En Gozo se sitúa un complejo constituido por dos templos que datan entre el 3600 y el 3200 a. C., y que fue erigido con varios ortostatos que superan los cinco metros de largo y las cincuenta toneladas de peso. Antiguamente, los moradores de la isla pensaban que una raza de gigantes había creado este monumento, por lo que decidieron llamarlo Ġgantija. Las intervenciones arqueológicas realizadas en su interior sacaron a la luz una estela decorada con el relieve de una serpiente, y restos que sugieren la celebración de rituales, tales como huesos de animales, fogones de piedra y agujeros de libación. Además, delante del edificio existe un patio amplio y elevado que se cree fue utilizado durante las actividades ceremoniales[13].

Los grupos neolíticos que habitaron las islas maltesas también otorgaron importancia a la construcción de espacios asociados a la vida de ultratumba, y el hipogeo de Ħal Saflieni es una muestra de ello. Representa el único templo subterráneo de época prehistórica descubierto hasta la fecha, y se ubica a medio kilómetro de distancia con respecto a Tarxien. Los primeros indicios de actividad humana en Ħal Saflieni se corresponden a una cronología anterior al 4000 a. C., tal y como demuestran las dataciones de carbono realizadas en muestras cerámicas extraídas en la zona. Además, las excavaciones arqueológicas sugieren la presencia de una estructura megalítica anterior al hipogeo y construida sobre la superficie, ya desaparecida. Bajo tierra, los elementos que se preservan corresponden a un conjunto de cámaras conectadas entre sí y ubicadas a tres niveles distintos de profundidad. Se cree que los constructores aprovecharon oquedades y fracturas naturales de la roca caliza globigerina[14], de forma que entre el 3600 al 3000 a. C. se horadó el nivel superior, mientras que los trabajos en los niveles intermedio e inferior tuvieron lugar durante el 3000 al 2500 a. C. Dentro del conjunto, un buen número de espacios y cámaras presentan suelos hundidos, que fueron utilizados para almacenar tierra con la que sepultar a los difuntos. De hecho, en numerosas paredes pueden apreciarse las marcas oscuras dejadas por la tierra. Los arqueólogos estiman que en Ħal Saflieni se enterraron a unos seis mil individuos, entre cuyos restos se localizaron collares, pendientes, abalorios, hachas de piedra pulimentada y figurillas antropomorfas. Estas últimas piezas estaban elaboradas en arcilla o piedra, aunque también se encontró un par de artefactos tallados en una piedra similar al alabastro, y probablemente importado de la Italia continental. Entre todos los objetos, el más importante es la escultura denominada Dama Durmiente, que representa a una mujer recostada sobre una superficie similar a una cama. Fue hallada en el nivel intermedio del hipogeo, en el que se encuentran a su vez las salas más sobresalientes. Estas son el Sancta Sanctorum, donde se emulan en relieve las características arquitectónicas de los ábsides de los templos; y la Sala del Oráculo junto con la Sala Pintada, que representan los únicos testigos del arte parietal de la Prehistoria maltesa. Sus creadores utilizaron el mineral de ocre rojo para decorar techos y paredes, y entre los motivos dibujados destacan los sistemas de polígonos y las espirales, algunas de las cuales se ramifican asemejando a una planta[15].

Tal y como se ha advertido a lo largo del presente artículo, la espiral se convirtió en un símbolo muy recurrente durante la Edad de los Templos. Su significado se desconoce, al igual que tampoco se sabe el sexo de la mayoría de figurillas y estatuas antropomorfas; quiénes ordenaron la creación de los templos; qué técnicas emplearon para su construcción; qué creencias religiosas existían; y un sinfín de cuestiones más sin resolver y que los especialistas no han logrado explicar aún. Por tanto, no es de extrañar que las causas que llevaron a la desaparición de esta cultura resulten también un misterio, aunque los investigadores la relacionan con un agotamiento de los recursos naturales y un cambio en las condiciones climatológicas hacia el 2500 a. C.[16] Sea cuales fueren los motivos de su ocaso, se sabe que, con posterioridad, las islas fueron habitadas por nuevos grupos humanos durante la Edad del Bronce. Aunque tenían costumbres diferentes, respetaron, de forma general, los megalitos erigidos por sus predecesores, y solamente se han observado cambios en una de las estructuras de un complejo denominado Skorba, en el que redujeron el tamaño para adaptarlo a las necesidades arquitectónicas del momento, y en Tarxien, donde algunos ábsides fueron reaprovechados como cementerios de cremación[17].

Bibliografía

  • Bonanno, A. y Militello, P. (Eds.) (2008): Malta in the Hybleans, the Hybleans in Malta: Malta negli Iblei, gli Iblei a Malta. Palermo: Officina di Studi Medievali.
  • Caruana, J. (2019): Tarxien Temples. Saint Venera: Midsea Books.
  • McDonald Institute for Archaeological Research (2008): Cambridge Archaeological Journal vol. 3, num. 1. Cambridge: Cambridge University Press.
  • Pace, A. (2004): The Ħal Saflieni Hypogeum. Saint Venera: Heritage Books.
  • Pace, A. (Ed.) (2001): The Ħal Saflieni Hypogeum. 4000 BC – 2000 AD. La Valeta: National Museum of Archaeology.
  • Sant Caruana, D.M. (2015): Ġgantija Temples and Heritage Park. Xagħra, Gozo. Saint Venera: Heritage Books.
  • Stroud, K. (2015): Ħaġar Qim & Mnajdra Prehistoric Temples. Qrendi. Saint Venera: Heritage Books.
  • Trump, D.H.:
    • (2004): Prehistory and Temples. Saint Venera: Midsea Books.
    • (2019): Malta´s prehistoric treasures. Raħal Ġdid: Heritage Malta Publishing.

Notas

  • [1] Trump, D.H. (2019): Malta´s prehistoric treasures. Raħal Ġdid: Heritage Malta Publishing, p. 8.
  • [2] Sant Caruana, D.M. (2015): Ġgantija Temples and Heritage Park. Xagħra, Gozo. Saint Venera: Heritage Books, p. 8.
  • [3] Trump, D.H. (2004): Malta. Prehistory and Temples. Saint Venera: Midsea Books, pp. 70 – 75.
  • [4] Trump, D.H. (2019): Malta´s prehistoric…op.cit., pp. 12 – 13.
  • [5] Sant Caruana, D.M. (2015): Ġgantija Temples and… op.cit., pp. 8 – 9.
  • [6] Pace, A. (2004): The Ħal Saflieni Hypogeum. Saint Venera: Heritage Books, p. 14.
  • [7] Stroud, K. (2015): Ħaġar Qim & Mnajdra Prehistoric Temples. Qrendi. Saint Venera: Heritage Books, p. 3.
  • [8] Ibidem, p. 26 – 37.
  • [9] Trump, D.H. (2019): Malta´s prehistoric…op.cit., p. 73.
  • [10] Caruana, J. (2019): Tarxien Temples. Saint Venera: Midsea Books, p. 3.
  • [11] Stoddart, S.; Bonanno, A.; Gouder, T.; Malone, C. y Trump, D. (1993): “Cult in an Island Society: Prehistoric Malta in the Tarxien Period”, en McDonald Institute for Archaeological Research: Cambridge Archaeological Journal vol. 3, num. 1. Cambridge: Cambridge University Press, p. 11.
  • [12] Trump, D.H. (2019): Malta´s prehistoric…op.cit., p. 55.
  • [13] Sant Caruana, D.M. (2015): Ġgantija Temples and… op.cit., pp. 32 – 33.
  • [14] Pace, A. (2001): “The Prehistoric Hypogeum at Ħal Saflieni”, en Pace, A. (Ed.): The Ħal Saflieni Hypogeum. 4000 BC – 2000 AD. La Valeta: National Museum of Archaeology, pp. 7 – 8.
  • [15] Pace, A. (2004): The Ħal Saflieni… op.cit., pp. 21 – 39.
  • [16] Bonanno, A. (2008): “Insularity and Isolation: Malta and Sicily in Prehistory”, en Bonanno, A. y Militello, P. (Eds.): Malta in the Hybleans, the Hybleans in Malta: Malta negli Iblei, gli Iblei a Malta. Palermo: Officina di Studi Medievali, pp. 31 – 32.
  • [17] Trump, D.H. (2019): Malta´s prehistoric…op.cit., pp. 15 – 16.

Este artículo forma parte de IV Concurso de Microensayo Histórico Desperta Ferro. La documentación, veracidad y originalidad del artículo son responsabilidad única de su autor.

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